¿IDIOTIZA EL AMOR?

12/02/2019
Algún romántico se estará echando las manos a la cabeza con el título de este post.
 
Pero la respuesta (mi respuesta) clara y contundente es que: SÍ. El amor idiotiza. Y bastante.
 
O para ser francos y escrupulosamente correctos: enamorarse. Enamorarse es lo que idiotiza.
 
Según la antropóloga norteamericana Helen Fisher, una de las investigadoras más reputadas en el estudio del amor romántico, cuando nos enamoramos nos suceden cosas como: dependencia psicológica y emocional (nos "enganchamos", por eso lo de que el amor es como una droga), ansiedad ante el rechazo o la separación, pensamientos obsesivos (es como si la persona amada "acampara" dentro de nuestra cabeza) e idealización de la persona de la que nos hemos enamorado, a la que atribuimos rasgos que en realidad no tiene por qué poseer.
 
Si estos síntomas no son los de un idiota, ¡si tener en la mente todo el día a alguien a quien pienso de una manera que realmente no es y cuyo rechazo o separación me genera un miedo enorme, no es de idiotas!, entonces no sé yo qué lo es.
 
Y sin embargo: ¡no estoy en contra del amor romántico y del acto de enamorarse! ¿Cómo voy a estar en contra? ¡Es imposible! Porque enamorarse... es inevitable.
 
Creo que todos, absolutamente todos, nos hemos enamorado alguna vez y, aunque digamos que nunca más, con gran probabilidad de acierto puedo decir que: volverás a enamorarte.
 
Enamorarse al fin y al cabo es un sentimiento y los seres humanos, aunque no queramos, sentimos.
 
Así, hay pensadores y psicólogos que defienden que es posible no enfadarse, ¡y yo me opongo a esa idea! (me opongo muy enfadado, además). ¿Cómo no vamos a enfadarnos con... con la de idioteces que pasan en el mundo? (y que por cierto son mucho más idiotas que la idiotez de enamorarse)
 
Pero que yo me enfade, incluso que me enfade con bastante frecuencia, y a veces incluso con no poca intensidad, no quiere decir que vaya pegando hostias por ahí a diestro y siniestro. Puedo canalizar mi ira, controlar mi enfado, dominarlo para que no sea él quien me domine a mí.
 
Y exactamente igual pasa con el enamoramiento:
 
- Puedo pensar que esa persona no es la única persona del mundo, y que desde luego no es mi mundo.
 
- Decirme que si es persona no me corresponde o deja de quererme, lo pasaré mal, pero que lo superaré.
 
- Focalizar mi atención en otras personas/cosas/actividades que también me generan paz y bienestar.
 
- Y darme cuenta de que, por muy maravillosa que sea esa persona, no es perfecta... aunque tampoco tiene por qué serlo, claro.
 
Y así, continuar experimentando esa sensación tan agradable que sentimos cuando estamos enamorados, pero no dejarnos gobernar por ella, y lo que estaremos haciendo no será acabar con el enamoramiento o matar el amor, sino simplemente,
 
Ponerle cabeza, a nuestro corazón.
 
Que pases un feliz Día de San Valentín con tus amores: tu pareja, tu familia, tus amigos, con quien tú quieras, y por supuesto contigo mismo, y como regalo adelantado recibe ¡este abrazo!

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