LAS DIFERENCIAS CON LA PAREJA

30/08/2017

Desde 2015 tengo el orgullo de formar parte del APOL: el servicio de Apoyo Psicológico On Line de la Fundación Punset. Una selección de psicólogos de toda España que contestamos consultas en torno a problemas de depresión, ansiedad, estrés, pareja, desamor, y muchos otros.

 

Desde entonces, una gran cantidad de trabajo, más de 150 consultas publicadas, y una enorme experiencia de aprendizaje que me llevo y que quiero compartir contigo, publicando algunas de las consultas más destacadas que he tenido la oportunidad de contestar.

 

Esta semana: las diferencias con la pareja. Un caso que nos sirve para ver que en una relación sus miembros no tienen que ser totalmente complementarios ni coincidir en todos sus intereses, para ser felices.

 

CONSULTA

Llevo con mi pareja un año y medio. Nos fue muy bien en los primeros 8 meses. A partir de ahí, mi pareja empezó a sentirse incompleta pues apenas compartimos intereses. Yo no me siento incompleto con él porque me aporta muchas cosas buenas pero siento que yo no le aporto casi nada. La mayoría de sus intereses y gustos no los comparto. Él comprende que todo eso me afecte y no me guste pero ha llegado un momento en el que sentimos que no funcionamos como pareja. Por una parte nos queremos, tenemos confianza, nos tratamos bien, pero por otra parte esta situación nos está quemando mucho, pues crea muchos roces. La mayoría de las veces que comparte algo conmigo, o no me gusta o no me sienta bien. De esta manera, tenemos muy pocas cosas de las que hablar y compartir juntos. Me gustaría conocer una opinión un poco más objetiva pues ya lo dejamos dos veces por esta misma situación.

 

RESPUESTA

El estilo de apego desarrollado en la infancia influye en las dinámicas y satisfacción de las parejas en la edad adulta, de tal manera que podemos hablar de tres tipos de apegos en la relación de pareja: el apego ansioso, el apego distante, y el apego maduro. Este último se relaciona con una mayor satisfacción en las relaciones, y se caracteriza, entre otras cosas, por tolerar las diferencias, respetar el espacio exclusivo de la otra persona, y construir un espacio compartido significativo.

Llevando esto a tu caso: cada uno de vosotros es como es y no se os puede culpar de que os gusten cosas diferentes; es sano y positivo para vosotros que cada uno tenga aficiones e intereses distintos, pues le da riqueza a vuestro espacio exclusivo y una oportunidad de incrementar y aumentar el significado de vuestras conversaciones cuando compartáis lo que hayáis estado haciendo en ese espacio. Quizá el problema radique en que os centráis en qué es lo que os separa en lugar de aprovechar lo que os une, para construir un espacio compartido. ¿No os une nada?

Seguramente necesitáis explorar, para descubrir qué es lo que os une… Esta crisis puede ser una oportunidad para conoceros mejor y ampliar y fortalecer vuestro espacio compartido, pero para ello tendréis que empezar a hacer cosas nuevas, probar, experimentar. No tenéis que coincidir ni mucho menos en todo, y es bueno que no sea así, pero seguro que hay muchas cosas en las que coincidís y aún no habéis descubierto ¡Suerte en esa búsqueda, un abrazo!

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